Como todos saben, cada año tiene sus estaciones que
van desde la más fría, el invierno, a la más calurosa, el verano. Nuestro
organismo nos pide según la temperatura ambiental, distintos tipos de alimentos
o bebidas para regular en la medida de lo posible el equilibrio corporal.
Los productos agrícolas no podían ser menos. La
naturaleza es sabia y esta es la razón por la que según la temperatura se crían
distintos productos. Cuando hace
frio, son productos que al consumirlos
dan calor a su organismo para muy al contrario, los productos de las temporadas
de calor, lo refrescan. El melón y la sandía son de verano, mientras la pera y
la manzana son de otoño-invierno.
Con las verduras pasa lo mismo que con las frutas. Las
hay de verano, las clásicas que dan lugar al refrescante gazpacho entre ellas. Por
otro lado las de invierno, entre las que
se encuentran: La col y la coliflor, las acelgas y las espinacas, los brócolis,
los rábanos, habas y guisantes etc. además de las muy necesarias para hacer un
buen puchero. Habrán echado de menos algunas verduras que también se ven en las
fruterías en estas fechas invernales como son: Las judías, los pimientos, los calabacines,
las berenjenas, los tomates etc. La razón es muy sencilla, estas últimas son
todas verduras de verano.
Así y todo gracias a los grandes adelantos tanto
económicos como técnicos hoy se consiguen productos de invierno en verano y
viceversa. Los invernaderos y la mejora de los transportes tienen la culpa. Por
un lado, los invernaderos consiguen una temperatura muy superior a la existente
fuera de los mismos. Con lo que el agricultor consigue el confort de las
plantas que no tendrán problema en dar frutos aún fuera de la temporada
natural. Algo parecido con lo que el avicultor hace con la gallina y la luz
eléctrica del gallinero. Indudablemente esta fórmula de crianza conlleva un
aumento razonable del precio en la producción pero que al consumidor no le
importa pagar por el placer de poder consumir todo tipo de productos en
cualquier época del año. Por otro lado la optimización del transporte desde
cualquier zona del mundo ha ayudado, en el mismo sentido que los invernaderos.
En el mundo se dan las cuatro estaciones a la vez, es decir cuando en España es
invierno, en el lado opuesto del mundo es verano. Por lo que mientras en España
se dan los productos de temporada de invierno, los productos de temporadas de Sudamérica,
serán los de verano. Un avión o un barco hará posible que el consumidor pueda
degustar cualquier producto en cualquier lugar del mundo, eso sí, tendrá que
pagar la parte proporcional del billete al producto correspondiente.
La razón de
que las verduras de verano en estos días
estén tan caras es, por supuesto, el mucho frio que está haciendo. Ni incluso en los invernaderos se da una temperatura
lo suficientemente amable para que las plantas den suficiente productos. El
transporte tampoco puede aliviar este problema, dado que las verduras, no
acostumbran a hacer largos viajes al contrario que las frutas, por ser menos resistentes al paso del tiempo.
Pero esta situación tiene solución; Consuman
productos de temporada siempre que les sea posible.